domingo, 29 de septiembre de 2013

Imaginación.

Allí estaba, observándolos desde fuera, enfrascados en una batalla a muerte por la superioridad mental de cada chico.
El humo del campo de batalla apenas se dejaba asentar. Los pasos ligeros y veloces de los soldados levantaban la humareda amarillenta. Los disparos de los fusiles silvaban por todas partes buscando un objetivo, pero nadie parecía caer herido.
Algunos se gritaban entre ellos, unos dándose órdenes y otros castigándo a los que se equivocaban. El fragor de la batalla era cada vez más caótico.

Uno de aquellos chicos, rubio y menudo saltó con agilidad un banco, apuntó por la espalda a uno de sus enemigos y disparó, sin dolor ni piedad. El otro, calló abatido pero con lo que parecía una sonrisa en la cara.

Al ver como uno de sus compañeros había caido, otro muchacho, moreno y con un semblante de decisión, lanzó lo que parecía una granada. Acertó, y levantando una polvareda aún más grande, sesgó las vidas de varios enemigos.

El campo de batalla era ya totalmente un caos. Todos disparaban sin reparos y sin atisbo de compasión. No les importaba, aquella era su lucha. Una lucha que prácticamente les hacía crecer. Y todos combatían con valor y sobretodo con alegría. A muchos se les veía reir. Disfrutar.

—¡Venga, que nos vamos! —La voz de aquella mujer me sacó de mi esimismamiento. Pestañeé y allí estaban. Los muertos se levantaban del suelo. Los soldados, niños traviesos, soltaban sus palos de madera que hacían las veces de rifles. Otros se sacaban las piñas de los árboles que actuaban como granadas, de sus bolsillos. Todos se iban de aquel parque, que aquella tarde había sido su campo de batalla y todos se despedían con una sonrisa, agitando sus pequeñas manos manchadas de tierra y barro, de los que habían sido sus enemigos; esperando a la batalla del día siguiente.

Aquella tarde había presenciado una cruenta batalla. Una guerra contra la realidad.

Y aquella tarde, habían ganado los niños.

Porque no hay nada más poderoso contra la realidad que una imaginación bien entrenada.

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